This title is from a laboratory practice that is contained in the chemistry notebook when I was in my sophomore year of high school. This practice consisted of obtaining from sulfur anhydride, mixed with water, (sulphur burned and submerged in water), sulfuric acid. The idea was to raise awareness, how to handle acids and how to neutralize them. We were advised never to use another acid to neutralize, because it can react violently, cause an explosion, or produce poisonous gases. To neutralize this powerful acid, because almost everything disappears, it can be neutralized with calcium hydroxide, that is, a simple mixture of lime and water. Once mixed with the acid, it results in saltwater.
Faced with the events that happened in Mexico and other parts of the world, where a group of women protested against femicide, they use vandalism where they are presented, scribbling historical buildings, destroying the Churches, regardless of the elderly people who were in a panic at the ferocity of wanting to enter a cathedral and cause destruction. No doubt all women deserve respect, and we must speak out against violence against women, children, the homeless, etc., but it should not be a pretext for the use of violence to put themselves on the same level as aggressors. Someone can say, "People are already tired and that's why they do that..." That's why I started this writing to say that an acidic attitude, mixed with another acidic attitude reacts violently. Also in families, schools, marriage, parish groups and everywhere acidic attitudes are generated and a "base" is needed to neutralize them. The best base (this is the name given to the mixture of substances to neutralize) is evangelization, which is capable of seeing us as true brothers and sisters and not as antagonistic people, or enemies. If God allows it, in the next newsletter, we will continue to address this topic: Bye chaus.
Mensaje de Cuaresma III. Ácidos, bases y neutralización.
Este título es de una práctica de laboratorio que contenía el cuaderno de química cuando cursaba el segundo año de secundaria. Esta práctica consistía en obtener del anhídrido de azufre, mezclado con agua, (azufre quemado y sumergido en agua), ácido sulfúrico. La idea era de concientizar, cómo debe manejar los ácidos y cómo neutralizarlos. Nos recomendaron nunca usar otro ácido para neutralizar, porque puede reaccionar violentamente, causar una explosión, o producir gases venenosos. Para neutralizar este ácido tan poderoso, porque desaparece casi todo, puede ser neutralizado con hidróxido de calcio, es decir, una mezcla sencilla de cal y agua. Una vez mezclado con el ácido, da como resultado, agua con sal.
Ante los hechos que sucedieron en México y en otras partes del mundo, donde un grupo de mujeres se manifiestan contra el feminicidio, utilizan el vandalismo en donde se presentan, garafateando los edificios históricos, destruyendo las Iglesias, sin importarles las personas mayores que estuvieron en pánico ante la ferocidad de querer entrar en una catedral y causar destrozos. Sin duda, todas las mujeres merecen respeto, y debemos manifestarnos en contra de la violencia hacia las mujeres, los niños, los desamparados, etc., pero no debe ser un pretexto para el uso de la violencia para ponerse al mismo nivel que los agresores. Alguien puede decir: “es que ya está cansada la gente y por eso hacen eso…”. Por eso comencé este escrito para decir que una actitud ácida, mezclada con otra actitud ácida reacciona violentamente. También en las familias, las escuelas, el matrimonio, los grupos parroquiales y en todos lados se generan actitudes ácidas y se necesita una “base” para neutralizarlas. La mejor base (así se le llama a la mezcla de sustancias para neutralizar), es la evangelización que, es capaz de vernos como auténticos hermanos y no como personas antagónicas, o enemigas. Si Dios lo permite, en el próximo boletín, seguiremos tratando este tema: Bye chaus.